BULLSHIT


BULLSHIT



Aún en nuestras más altruistas acciones, destruimos directamente en macro dimensiones. Si acudo a Wal Mart y compro una docena de huevos, estaré perjudicando el negocio local de cientos de personas alrededor mío, si acudo a la miscelanea de Don Jorge y compro una docena de huevos estaré prolongando a las industrias alimentarias explotadoras. Entonces podías ser un militante por los derechos del trabajador micro empresario, o por los derechos de los animales. La crueldad es omnipresente en la responsabilidad de los actos. 

A pesar de conocer la crueldad en diferentes órbitas, aún no somos conscientes de las dimensiones reales de la crueldad, solo vemos puntos específicos de conflicto y no puntos de encuentro que se manifiestan como las ondas expansivas a partir de una gota de agua.

Nuestro actos responden a una construcción de la identidad, un sentido de pertenencia a partir de una construcción ajena de estereotipos (identidades represivas). No hay una autosuficiencia, reproducimos comportamientos y los justificamos sustentando a la moral, legitimamos lo que nos han dicho que somos y debemos ser. Hallar una pizca de identidad crujiente en una comunidad determinada, grupos que obedecen a una postura con poco entendimiento hacia las diferencias, influenciados por tendencias sociales y moda, no por una evaluación del conflicto.

La travesía feminista atraviesa la crisis de concebirse como moda, un golpe en el hígado de la tendencia social. Dejando las actividades de conciencia sobre las problemáticas en el empoderamiento entre géneros, a ser etiqueta a una comunidad que reproduce discursos diferenciados sobre los géneros. Tener el cabello de colores, y tener proyectos propios fueron un pase directo a la mención honorífica "Girl Power" en algunos medios digitales. La cultura youth ha proliferado el lado más egoísta y excluyente de los ideales feministas que habían manifestado los mayores avances en temas de igualdad y equidad laborales, sexuales, educativos, políticos, económicos y culturales, a una guerra civil ideológica que impide cuestionar lo que ya "entendemos" por costumbre.




Entonces, las prioridades feministas deberán ir más allá de ganar el mismo salario hombre y mujeres, la difamación de los diferentes cuerpos estéticos, o la promoción de actos sexuales. La crítica del patriarcado explora las estructuras psicológicas, afectivas y sistema a los que estamos sometidos y logra reconocerlas para cuestionarlas, eso es valioso pero no práctico ante el dominio.

Una evasión de la trascendencia a lo que ya es obligatorio: El poder femenino reducido a una seducción evasiva y de imagen sobre las prioridades individuales y sociales. Emma Goldman identificó las objeciones individuales y sociales hacía las interpretaciones falsas sobre el anarquismo, identificó el orden social que descansa en la base materialista de la vida. Mientras luchamos por la liberación de la mujer en su ambigüedad, adjudicamos la represión a través del genero y el valor individual. Reducimos la equidad en oportunismo; el ser mujer con propiedades y proyectos no debería ser objeto de profunda admiración, que sin duda lo es. Debería ser una categoría de ejemplo de una decisión individual. Hacer esta situación admirable y fantasiosa no genera un derrumbe del paradigma hegemónico, lo sustenta.

Derrumbemos el genero y sus roles de hollywood, otorguemos un pilar de autosuficiencia al individuo. En teoría, decisiones respetadas sobre el cuerpo y la mente. Trabajar en una empresa propia con objetivos frívolos será igual que no estudiar o no trabajar en absoluto, sin devaluación o sobrevaloración de la persona y sus estancias.  

¿Por qué debería trabajar? trabajar no tiene que ver con ser autosucifiente, solo nos consuela ante el escenario ficticio de la tempestad.




Melissa Olivares

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